Qué difícil es entrar ahí. Qué miedo, qué aterrador, qué sensación de no entender para qué la vida, para qué ser TU.
A veces nos topamos con el, en un punto en el que aparentemente nuestras vidas lucen plenas o extrañamente "llenas". Y ahí sí que no entendemos nada.
Nos sentimos inadecuadxs. Nos creemos caprichosxs y desagradecidxs. "¡Con todo lo que tengo, cómo me puedo sentir así!"
Pues es que ese vacío no se llena con pareja. No se llena teniendo un hijo, ni comprando un coche. No se llena volcándote 24h en el trabajo. No se llena con chocolate, ni TV basura. No se llena con voluntariados.
Pretender llenarlo desde ahí, generará un coste a la otra parte implicada por unas expectativas que probablemente nunca pueda llegar a cubrir. Entrar desde la carencia a relaciones o proyectos, es injusto para ambas partes. El intercambio es desequilibrado y la motivación real que permanece oculta, enturbia los pactos, genera confusión y cuentas pendientes.
Ese vacío llega porque en algún punto te abandonaste. Interpusiste lo "ideal" a lo que realmente necesitabas.
Pero míralo de esta manera, que contactes con esta sensación, habla sobre una parte de ti muy sabia que en el fondo sabe que esto no se sostiene por más tiempo, que esto así, no te vale.
El vacío no se llena. El vacío se siente, se conquista y entonces, se atraviesa.
Así que comencemos de nuevo, pero esta vez DESDE TI.
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