Una parte nuestra siempre quiere saber cómo se hacen las cosas para hacerlas BIEN. A ser posible a la primera, sin emplear muchos recursos y sin equivocaciones. Busca la famosa línea recta.
"Somos tantos a lo mismo que es posible que ya exista una manera, una forma de hacerlo. LA forma."
Esto es lo que piensa esa parte nuestra que se pone el disfraz de camaleón sin dudarlo. A partir de entonces, emula cada movimiento, sigue sin titubeos la estrategia dada y configura su espacio - tiempo para que rinda en torno a esta nueva forma de funcionar.
¿Qué ocurre entonces ? ¿Qué pasa si aun con todo mis expectativas no se cumplen? ¿Qué ideas comienzan a desarrollarse en torno a mis capacidades ? ¿Qué imagen generaré de mi mism@ ahora que los resultados no son las esperados?
Si hacemos las cosas basándonos en el camino de otro, terminaremos inevitablemente por enfocarnos en el resultado y por desenfocar el proceso en sí. Esto desvirtúa toda posibilidad de aprendizaje, reduce la exposición al ensayo-error y elimina la acción espontánea.
En otras palabras, aquí la creatividad no cabe.
No hay espacio para mi reprocesamiento ni para la invención. Yo no quepo. De modo que, si cumpliendo con todos los pasos que se me han dado, no llego al lugar esperado, mi sensación será de fracaso, y la imagen de mi mismx negativa.
Cuando además, lo que se me está pidiendo que aporte para la consecución de ese objetivo concreto, pasa por alto mis necesidades o mis deseos más profundos, lo más probable es que a la larga me genere una gran insatisfacción. Una parte de mi está siendo mutilada para encajar en ese patrón y esto no se puede sostener durante mucho tiempo. En estos casos o abandonamos, o es el propio resultado el que nos empuja a salirnos fuera de la vía. Nuevamente sensación de fracaso.
Si no sabes si vas en tu tren o en el de otro, déjame decirte que en el ajeno es posible que todo se perciba como una obligación o como una lista de tareas a cumplimentar.
Si vas en el tuyo, el compromiso adquirido para lograr esa meta, será percibido como parte de algo mucho mayor, de lo que formas parte, y por lo tanto, donde se te tiene en cuenta.
En conclusión:
Acercarme a "lo correcto", me aleja de mi, de mis ritmos, de mis formas; de mis pausas. Anula completamente mi poder creativo y de empuje.
Desprestigia lo que yo he venido genuinamente a aportar.
Me protege de asumir mi individualidad y lo complejo que es eso, y me desconecta de lo que yo necesito para que esto funcione, A MI MANERA.
Necesitamos dignificar nuestra forma de hacer las cosas
¿Te resulta familiar? ¿A cuántos aspectos de tu vida lo podrías aplicar?
¿Cuántos proyectos tienes sin empezar o a mitad porque no sabes cómo hacerlo, o cómo seguir?
¿Cuántos pactos has aceptado sin tener en cuenta lo que realmente necesitabas para comprometerte con algo/ con alguien?
¿Te gustaría conocerte lo suficiente como para encontrar la manera que funciona para ti?
¿Hablamos?
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