La ansiedad es una respuesta de nuestro cuerpo ante una situación que ha sido catalogada por nuestro cerebro como peligrosa.
Por tanto, nuestro sistema nervioso se activará con el objetivo de prepararnos para hacer frente a esta amenaza, ya sea a través de la lucha, la huida, o la parálisis.
La ansiedad en este caso, no sería algo patológico sino todo lo contrario, cumpliría una función adaptativa manteniéndonos a salvo.
¿Cuándo la ansiedad se vuelve un problema?
Cuando nuestro sistema nervioso se activa ante situaciones que no necesariamente suponen una amenaza para nuestra supervivencia.
En estos casos, notaremos que la ansiedad empieza a interferir en otras áreas de nuestra vida dificultando la toma de decisiones y/o desencadenando comportamientos poco adaptativos.
Veamos un ejemplo:
“En las reuniones de trabajo suelo ponerme muy nervioso, me da miedo no cumplir con lo que se espera de mi y perder mi puesto. Estos mensajes hacen que cada vez me sienta peor, me suden las manos, se me seque la boca, me quede en blanco y se me acelere el pulso. La última vez sentí que no me llegaba el aire y apenas pude hablar. Cada vez duermo peor si se que al día siguiente tengo una reunión de trabajo. He llegado al punto de decir que estoy enfermo y no ir ese día a trabajar”.
En ese caso, la persona está sufriendo mucha ansiedad asociada a la posibilidad futura de perder su puesto de trabajo. Esto no ha ocurrido y no tiene por qué ocurrir, de modo que la reunión en sí, no debería de ser considerada una amenaza. Sin embargo, ha experimentado síntomas físicos, bloqueo y ha llegado el punto de decidir no ir a trabajar (huida).
Su sistema de interpretación de la realidad está distorsionado y esto hace que salten igualmente las alarmas para anticiparse y protegerse.
Pero en el fondo, no está resolviendo el problema, está iniciando conductas de aislamiento, alimentando el miedo y la posibilidad de sufrir cada vez más ansiedad.
¿Qué hacer entonces si sufro ansiedad?
Como hemos visto, la ansiedad puede ser un indicador de la activación de ciertas creencias de base en torno a algo que me preocupa, y que sería interesante revisar.
Por lo tanto, no considero que la ansiedad sea algo que necesariamente haya que erradicar inmediatamente.
Lo que yo recomiendo cuando estamos sufriendo un episodio ansioso, es abrirse a esta emoción/sensación. ¿Y esto cómo se hace?
Nuestro primer impulso ante esta sensación desagradable es querer que desaparezca. Haciendo esto, de alguna forma, entramos en lucha con nuestro cuerpo, y esto por experiencia, lo único que hace es agravar más la sensación. Así que:
Intenta relajarte a través de respiraciones (inhalando en 5 segs y exhalando en 5 segs)
Prueba técnicas de enraizamiento (sintiendo tus pies en el suelo, activando tus sentidos...)
Intenta posicionarte en un lugar de observador/a y preguntarte para qué está esa ansiedad ahí, qué ha venido a mostrarte, qué limite nos hemos saltado.
Puedes también incorporar el mantra “esto va a pasar, es una sensación desagradable, pero es temporal”
Y si, detectas que la ansiedad está dificultando tu día a día, te invitaría a que acudieras a terapia y recibieras ayuda de un profesional.
No tienes por qué enfrentar esto tu solo/a, estamos aquí para ayudarte en el camino de sentirte mejor.
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